Barranco de la Hoz

Tras algunos meses de poca actividad, por motivos varios, esta vez, nos decidimos a salir al monte en plan tranquilo. Queríamos estrenar nuestra nueva cámara de foto, disfrutar del día de primavera que sabíamos que nos iba a hacer, y de camino, si podíamos descender algún barranco, pues mejor.

No sabíamos seguro donde ir, teníamos varios sitios pendiente, pero finalmente nos decidimos por irnos a Córdoba. Sabíamos que el sitio era precioso para hacer fotos y de camino, podríamos bajar La Hoz, que aunque nos imaginábamos que iba a estar un poco fuerte, dijimos de echar los bártulos, por si....por si caía...que cayó¡¡

Llegamos a la Hoz y nos asomamos para ver como iba. El agua empezaba a escucharse con fuerza, la caida del agua en el último rápel, parecía más de lo que finalmente era...

Cogemos los chismas, y tiramos monte arriba para llegar al comiezo del barranco.

Cuando llegamos a la cabecera del primer rápel, nos vestimos, neoprenos puestos y chismes colgaos y a dsifrutar de este precioso día que nos esperaba.



Aquí yo preparándome para bajar el primer rápel.

 Es un barranco muy cortito, pero estaba muy bien de agua. La temperatura del agua era estupenda, el día con un solazo de 25 grados y la compañía inmejorable.

 Cuando llegamos al final del primer rápel, teníamos que cruzar al otro lado para seguir rapelando. Cruzamos y cuando estaba ya la cuerda montada, nos dimos cuenta que podríamos haber seguido por el mismo rapel, pues había otra instalación un poco más abajo, pero ya que estábamos, seguimos por el del arbolito.

Este rapel estaba divertido, porque podías tirar por el caño o por fuera....por el caño se bajaba bien, bastante bien...

Aquí, una lengua de agua comiéndose a una barranquista

 Una vez pasado esto, un pequeño tramo de progresión y llegamos a los dos últimos rápeles. A lo largo de todo el recorrido, hay escapes en todo momento, menos a partir de esta bajada.

 Y el último rapel, precioso.

Y finalmente, como siempre, la foto de grupo.

Una vez acabado el barranco, cortito pero disfrutando mucho, nos fuimos a una zona recreativa a comernos unos bacatas y a seguir el día, aprovechando el solazo que hacía para echar unas fotillos.

Nos dirigimos al pueblo de Iznajar, primero a tomar cafelito y después a ver el castillo y la iglesia que había en lo alto del pueblo.

Vistas del embalse de Iznajar.

Fue un día estupendo....seguramente porque todo salió de improvisto, y como casi todo lo que surge a última hora, sale genial. Un buen día para volver a repetir.